El Vestido!


El día que lo ví en la vitrina, decidí que tenía que lucirlo en alguna ocasión especial, pero era talla 8 y no me cerraba, como era una pieza única me ofrecieron otros modelos, pero estaba empecinada, solo quería ese. Visite al especialista que había operado a todas mis conocidas, él me prometió que cuando saliera de la sala de cirugía y tras veinte días de reposo y juicio podría lucirlo a mi entero gusto y no se equivoco. Hoy desde acá arriba flotando sobre mi ataúd me veo preciosa allí acostada sobre la blancura de su interior, luciendolo tal como espere hacerlo, en una gran ocasión; lástima que nadie lo note.

Martha Rodríguez

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